Conciencia
- Valentín E Martínez Rojas
- 30 mar 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 1 jun 2023
Este texto busca permitirle a mi espíritu tomar control de las letras. Buscando que sea mi conciencia la que escribe y no mi inteligencia. Buscando alternar entre sus lenguajes. La inteligencia busca explicar, razonar, sumar información, entenderla. La conciencia se comunica a través de la intuición. Y siento que la tengo encerrada en una jaula.
Últimamente me he sentido mal, me he dado cuenta que mientras más aparento estar genial, más mal me siento en el interior.
He estado reflexionando sobre el por qué, y mi mecanismo para sentirme mejor. Hace años leí una frase que me cambió la perspectiva: “No eres tus pensamientos, si no, ¿quién los está pensando? / No eres tus emociones, si no, ¿Quién las está sintiendo?”. Yo estoy inmerso en lo que pienso cotidianamente, mis ideas e impulsos ocupan mi tiempo. La necesidad de actuar en el primer pensamiento que cruza mi cabeza; o de reaccionar a la primer emoción que mi cuerpo registra; es un hábito. Por estar jugando el deber ser y el juego social de las máscaras, y reaccionando a él, me desconecto de la razón, de la prudencia, de la cautela, de la inteligencia.
Después de escuchar esa frase me pregunté: “Si no soy mis reacciones ni mis pensamientos, ¿quién soy? ¿Quién está pensando y sintiendo?”
Para responder esto encontré una afirmación valiosa: El personaje principal de una historia, no es el escritor de la historia. Y la libertad que tengo por el hecho de ser humano, me afirma que tengo la posibilidad de escribir mi historia, por lo tanto, no soy el personaje principal. El que interactúa cara a cara con el mundo esperando enfrentarse a cualquier aventura o tragedia. Yo puedo escribirlo.
Entonces me pregunté: “¿Y el escritor quién es?” Es el que decide en qué pensamiento y emoción me dejo atrapar. Y definirá el rumbo del personaje y construirá la historia decidiendo con cada letra lo que ocurrirá.
En ocasiones es muy indisciplinado, es arrogante, es pretensioso, y los pensamientos que manda para que el cuerpo físico reaccione vienen cargados de esa energía o peor aún, son autodestructivos. Y los resultados no son buenos.
Y después aparece una voz, una fuerza, que regaña al escritor y le dice: “Hermano, ¿por? No es necesario”. Escribe tu historia en otra dirección, deja ir tu necesidad de reaccionar, suelta la pretensión, el sentirte importante, el defender una idea solo por que todo el mundo está defendiendo esa idea, no necesitas dirigirte ahí.
- ¿A dónde vas, Vicente?
- (Confundido y acostumbrado) A donde va la gente.
Baja el ritmo, toma control de ti, y escribe una buena historia. Inteligente, cautelosa, lleva a tu personaje principal a un lugar que te guste. Recuerda que estás construyendo un templo. Dar martillazos ya no es tu misión. Dale forma con precisión. Toma lo que te nutre y suelta todo lo demás. Cuida lo que te nutre. Confía en ti, confía en que puedes.
– ¿De dónde proviene esa voz? ...
Valentín Ernesto Martínez Rojas

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