El Puerto de Nunca Jamás
- Valentín E Martínez Rojas
- 29 oct 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 may 2023

En este país que vive una de las realidades más sanguinarias y llenas de historias de desgracia y tristeza, se alberga un lugar como Puerto Escondido, el cual recibe su nombre por estar oculto entre dos cerros, que aparentemente esta barrera física también la protegen de la realidad del país y se convierte en una ciudad surreal, donde la gente es amable y gentil a sus anchas, la comida es sensacional y asequible, al igual que las actividades por hacer, los vicios y la diversión. El turismo extranjero y nacional va predispuesto a pasar un buen rato; todo el mundo canta, ríe y festeja. A ti como visitante te asombra la belleza descomunal de internacionales que pasean por sus calles, y se reúnen en las bahías disfrutando las olas y un clima inigualable. La brisa fresca y el sol intenso ofrecen el bronceado ideal para llenarte de valor sobre tu estética para competir en la selva de seducción y pasiones que se prolifera a través de los días y las noches. Puerto Escondido es la representación del paraíso religioso en la Tierra, tiene todo tipo de hedonismo posible, que satisface y refugia tu constante búsqueda de identidad, seguridad personal y engordamiento del ego.
Sin embargo, la sobrecogedora energía que este edén tropical ofrece viene con un precio. A esta ciudad, o la conquistas o te destruye. Puedes salir victorioso con una gran satisfacción de haber absorbido la cantidad suficiente de la inmensa energía que recibes, o puede que no logres controlar el poderío abrumador que representa la misma. Las fiestas y la meliflua jarana influyen directamente en tu cuerpo y mente y te carcome paulatinamente la racionalidad hasta que extingue tu entendimiento y sentido de realidades. Es como jugar en las olas de la playa; si lo haces con respeto, moderación y prudencia tendrás un gran momento de diversión y felicidad, pero si te distraes, la marea puede alejarte de los límites terrestres hasta un punto de no retorno, y salir parece imposible por la intensidad de las olas que te retraen poco a poco, y te desespera y cuando menos lo esperas, tus intentos por salir los descubres inútiles y te ahoga, te llena de agua los pulmones y las ideas de muerte te llevan a la demencia y finalmente mueres.
¿Cuántos tantos he visto con la mirada de muerte de espíritu en las fiestas de aquí? ¿Cuántos perdidos que renunciaron a su vida por el hedonismo se encuentran en un puerto escondido surreal? ¿Cuántos se abandonaron a sí mismos por tener acceso a la fruta prohibida en el paraíso? Intercambiamos el alma por espejos de cristal y cedimos a la tentación de pecar de gula, excesos y derroche eternamente a cambio del espíritu. ¿Cuántos dejaron de ser por querer ser?
Esta ciudad mística, tan llena de belleza, felicidad y goce, esconde dentro de sus puertos un secreto a voces para oídos sordos: O conquistas o eres destruido. De cualquier forma, tendrás una parte de Puerto Escondido siempre contigo en el alma. Si te absorbe o lo dominas, dependerá de la fuerza de tu espíritu.
— Jancques.
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